No todas nuestras relaciones nos producen satisfacción. En ocasiones, hasta las relaciones conscientes con personas que queremos resultan complicadas, o nos roban energía, o simplemente nos producen estrés. Te proponemos cinco actos conscientes que te pueden ayudar. No me gustaría decir que te pueden ayudar con personas, sino más bien con los momentos, pues no podría afirmar, desde mi punto de vista, que existan personas tóxicas. La práctica de la compasión en las relaciones interpersonales puede ayudarte a vivir con mayor serenidad y menor estrés. No siempre podemos evitar estos momentos, así que vamos a dar algunas pistas.
Acepta que estás en una situación difícil, tratando una relación muy difícil
Tus opciones aquí son bastante limitadas, y, extrañamente, la aceptación es siempre la mejor opción. Puedes juzgar y criticar a la otra persona, pero probablemente eso hará que te sientas una persona tensa y solitaria. Sentirás ansiedad y desesperación si piensas que nunca serás capaz de llevarte bien con esa persona (por ejemplo jefe), lo que te hará sentirse estresado y triste.
Las tácticas de resistencia como negar su existencia, o fingir que no te está molestando, o bloquear sus Whatsapp y correos electrónicos, o evitar cualquier situación con esa persona, no funcionan. Irónicamente, estas tácticas permitirán que la otra persona se incorpore más en su psique.
Lo que funciona es aceptar que tu relación con ellos es muy difícil, y también que estás tratando de hacerlo menos difícil de manera consciente. Esta aceptación no significa resignación a una vida de penurias, no te conviertas en víctima. Tampoco significa que la situación mejorará. Tal vez lo haga, y tal vez no. Simplemente, la aceptación implica no resistencia y esto se traduce en menor tensión. Tratar de ver a la otra persona de otra manera abrirá la puerta a la compasión y sabiduría. Vete probando. Nada es inmediato.
La otra persona probablemente te dirá que eres la causa de todos sus malos sentimientos
Esto no es verdad. No eres responsable de sus emociones. Nunca lo has sido, y nunca lo serás. No te hagas responsables del sufrimiento de los demás; Tampoco hagas a los demás responsables del tuyo. Una cosa lleva a la otra. Comprende una y habrás comprendido la otra. Se trata de asumir la propia responsabilidad de nuestras emociones. Si esto no hay crecimiento, optimización de la gestión emocional, o bienestar.
Decir la verdad
Cuando permaneces callado ante algo, o lo justificas, o “modificas” (tal vez para evitar problemas o discusiones), te estás convirtiendo en cómplice de la creación y el mantenimiento de la realidad del otro. Le estás dando razones para ser como es. Por ejemplo, no te invité a la fiesta, no tenía tu correo…
Pero mentir es muy estresante para los seres humanos, quizás lo más estresante. Los detectores de mentiras no detectan mentiras, sino el estrés subconsciente y el miedo que provoca la mentira. Justificar, no enfrentar, poner paños calientes… no va a ayudar a reconvertir lo que esa relación te hace sentir. La honestidad enfada.
Asegúrate de decirles tu verdad en vez de tu juicio, o lo que crees que es verdad para la otra persona. Por ejemplo “cuando estás en mi casa, me siento nervioso y no puedo relajarme, así que no te invité a la fiesta. Siento haber herido tus sentimientos”.
Se necesita coraje para decir la verdad. Probablemente estarán enojados contigo de todos modos. Es casi seguro que no les gustará escuchar esta verdad, y eso hará que te eviten en el futuro, o que cambien tu forma de estar contigo. Ambos resultados son buenos para ti.
De este modo también tu te estarás mostrando como eres y no disfrazándote e quién no eres ¿O prefieres que te quieran y te acepten por lo que no eres? ¿No pides honestidad a los demás? Pues dala tu también.
Cuando sientas enfado o miedo, lleva la atención a tu respiración y no hables (ni escribas) a esa persona hasta que te sientas tranquilo
Es normal querer defenderse, pero recuerda que la ira y la ansiedad te debilitan. Confía en que calmarte por ti mismo (y no cambiando a la otra persona) es la única cosa eficaz que puedes hacer en ese momento. Si necesitas excusarte, hazlo y sal de la presencia de esa persona. Incluso si es vergonzoso o dejas a la gente colgada.
Compasión
Anne Lamott define la compasión como una bondad radical apoyada por el perdón , y nos permite alterar la dinámica de comunicación, incluso cuando estamos interactuando con alguien sumido en la ira, el miedo o los celos. Hacemos esto ofreciéndoles un regalo de nuestro corazón. No hablamos de disfrazar, cambiar o deshacerse de los pensamientos negativos, pero puedes hacer un esfuerzo para ser una persona cariñosa. La comprensión de que todos somos iguales y lo hacemos lo mejor que podemos, elimina la asociación de culpa que conlleva la palabra perdón. Y sin culpa ¿Qué hay que perdonar? Esto es bondad. No “no querer estrangularlo”, sino comprenderlo por encima de mis emociones del momento.
Antes decía, “no te perdonaré hasta que pidas disculpas”. Ahora sé que no hay nada que perdonar. No defino a la persona, defino el momento y reconozco que a mí también me sucede en ocasiones.
Cuando hacemos esto, nos sentimos más felices y más pacíficos. “Perdonar/ Comprender” es una práctica continua, no un trato único a algunos sí y a otros no.
Al encontrar maneras de mostrar compasión sucede algo milagroso. Cuando manejamos un destello de compasión para con alguien que no nos gusta, sobre todo una persona verdaderamente horrible, incluyéndonos a nosotros mismos experimentamos un gran momento espiritual, un nuevo punto de vista que puede hacernos sentir plenos.
Aquí está el verdadero milagro: Nuestra compasión vuelve a nosotros. Cuando nos acercamos con bondad ”perdón/ comprensión”, aceptación, y cuando decimos la verdad, incluso en las más difíciles situaciones o relaciones empezamos a mostrarnos a nosotros mismos esta capacidad. Nos damos cuenta de que podemos amar y perdonar y aceptar incluso los aspectos más terribles de nuestro propio ser, aunque sea sólo por un momento. Empezamos a mostrarnos a nosotros mismos una verdad, que nos hace sentir libres.
Hasta el punto, en mi experiencia, que esto hace que todo lo que hemos sufrido valga la pena.
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