Parte I
Seamos realistas … no hay manera de eliminar el estrés externo de nuestra vida. El estrés sucede, y a menudo está fuera de nuestro control. Sin embargo, sí podemos reducir el estrés.
Hay un sinnúmero de maneras de manejar nuestra reacción al estrés, estrategias de afrontamiento que no siempre nos conducen al estado de paz y serenidad que buscamos. Por el contrario, nos sumergen en un estado de estrés aún mayor. Si te encuentras abrumado por el estrés en tu día a día y te resulta difícil gestionarlo. Es el momento de comenzar a investigar qué estrategias alivian las somatizaciones que se activan con el estrés, y cuáles te conducen una y otra vez a un estado constrictivo. No hacer nada, no cambiar nada de lo que has hecho hasta ahora no resuelve tu situación. Por consiguiente dejarás de repetir lo que hasta ahora hacías, y comenzarás a preguntarse ¿qué vas a hacer con el estrés?
En el post de hoy te dejamos 3 maneras de responder al estrés que te harán sentirte centrado, y con capacidad para moverte el resto del día con facilidad.
Respirar para reducir el estrés
La respiración consciente es una forma útil para reaccionar ante el estrés. Tan pronto como notes pistas de que la respuesta de lucha o huida se hace cargo, haz una pausa para una respiración profunda y consciente. Recuerda, que es precisamente en ese momento cuando más difícil resulta detenerse. Es necesario un compromiso contigo mismo para trabajar en pos de tu propio bienestar. Una pausa para tomar unas respiraciones puede hacerse dondequiera que te encuentres. Nadie tiene porqué saber lo que estás haciendo.
La práctica consiste en inhalar por la nariz lentamente sintiendo el aire frío entrando por las fosas nasales. La exhalación realizarla por la boca de manera profunda, sacando todo el aire, dejando salir el estrés con cada espiración. Sintiendo como la musculatura se relaja con cada exhalación.
Identificar tus desencadenantes de estrés
La comprensión de lo que está causando el estrés es un paso importante para reducir el estrés. A veces puede ser difícil de identificar una sola causa y parece que todo en la vida es estresante. Trata de limitar la búsqueda. Cada persona reacciona de una manera particular al estrés. Comienza observando que hay una serie de reacciones físicas y psicológicas al estrés. La comprensión de cómo se manifiesta en tu mente y cuerpo es el primer paso para encontrar el equilibrio.
- ¿Cómo es tu patrón de respiración cuando surge el estrés?
- ¿Qué sucede en tu cuerpo cuando se observa el estrés?
- ¿Viene acompañado de tensión muscular? ¿Dónde?
- ¿Qué ocurre con la temperatura?
- ¿Qué palabra utilizarías para identificar tu estado de ánimo cuando comienzas a sentirlo?
Si puedes encontrar la manera en que tu cuerpo y mente procesan el estrés, se puede empezar a entender los momentos precisos y los disparadores que te están estresando, y hacer cambios en consecuencia. Tomar conciencia en torno a tu estrés te permitirá interceptarlo en su inicio, y podrás actuar antes de que te secuestre para todo el día.
Mueve tu cuerpo
Cuando notes que la respuesta al estrés surge, detente en lo que estás haciendo y sal a caminar o hacer ejercicio. Si tienes el tiempo y el espacio, toma un paseo en bicicleta, sal a correr, toma una clase de yoga o vete al gimnasio. La investigación ha demostrado que la actividad física produce endorfinas – químicos en tu cerebro que te dan esa sensación bienestar – y ayudará reducir el estrés. El ejercicio constante puede reducir la tensión y mejorar el estado de ánimo, el sueño y la autoestima.
Después de tomarte un tiempo regresarás a tu problema o situación con una perspectiva fresca. Si sólo tienes cinco minutos, camina alrededor de la manzana o incluso da una vuelta alrededor de la oficina. Estírate, bosteza. Moviliza un poco tus músculos con movimientos o tensándolos y relajándolos. La clave aquí está en mover el cuerpo. Un perro después de una pelea se sacude y eso elimina su estrés. Nuestra manera es movilizar el cuerpo unos minutos.
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